viernes, 13 de febrero de 2015

Máximo Damián: “José María Arguedas fue como mi padre”


Un infatigable acompañante de los acontecimientos sociales del mundo andino, lo constituye el violín, uno de nuestros instrumentos musicales más representativos que, en las manos de Máximo Damián Huamaní, adquiere una sensibilidad única. Con él ha logrado musicalizar los mejores huaynos y yaravíes. Nació hace 78 años en San Diego de Ishua (Ayacucho) donde aprendió de manera autodidacta el arte del violín. Para él un violinista no es sólo aquel que toca el instrumento sino un conocedor del modo de ser y de vivir de nuestros pueblos.

Usted fue amigo personal de José María Arguedas, ¿cuál fue la influencia de él en su trabajo musical?

Cuando llegué a Lima hablando sólo quechua, estando ya más de un año, ahí recién conocí a Arguedas. Él conocía la música, había estado en Puquio y en varios pueblos de Ayacucho, donde escuchó a los músicos antiguos. José María Arguedas fue como mi padre, bien claro me ha dicho: “Máximo, tu música tienes que mantener, eso no lo vas a cambiar, cuando cambiamos malogramos nuestro estilo, mejor sigue así igualito”. Como me ha dicho él, yo sigo tocando. Él cantaba y sabía muchos cantos en quechua, por eso ha confiado en mí.

Su nombre es prácticamente sinónimo del violín. ¿Qué encontró en este instrumento que lo cautivó?


Yo he aprendido música porque mi papá era violinista. A mí me gustaba, pero a mi papá no. Me decía que eso es un ocio de la borrachería, que la gente que se dedica a eso pierde su trabajo, sus cosas. “Tú no puedes dedicarte a eso, mejor te vas a Lima a estudiar”. Él me destemplaba el instrumento, me lo escondía, hasta que una vez él fue contratado por seis meses a tocar a un pueblo en Parinacochas. Cuando estuvo de viaje, yo me he juntado con sus alumnos para aprender a tocar, cuando él llegó sólo me ha orientado. El violín saca huaynos, acompaña los danzantes, ayuda mucho en la música y en las fiestas costumbristas, gracias al violín me conocen y todas las costumbres se valoran, por eso me quiere la gente. A través del violín lo que siento puedo expresar, mi tristeza o cuando estoy alegre y más alegre, toco más y sale el tono.

Usted lleva muchos años viviendo en Lima. ¿Cuál ha sido la relación con su pueblo durante este tiempo?

En Lima he organizado fiestas costumbristas y esas fiestas han servido para ayudar al pueblo, porque en la sierra falta todo, y lo que se gana se manda para una ayuda. Eso yo he comenzado cuando era un chiquillo. En mi pueblo yo inicié una fiesta costumbrista para la Virgen de Cocharcas, ha ido un montón de gente, que pagaba entrada, comía y tomaba cerveza, todo esa plata que se ganaba servía como fondo para ayudar al pueblo, ya luego en Lima me han contratado para otras fiestas.

A partir de esta valoración de las personas hacia su trabajo, ¿por qué es importante la música?

Por la música la gente me conoce y también el nombre del Perú. Yo toco todas las costumbres, por eso me quiere la gente y al violín también yo quiero. Para ellos seguramente estoy tocando bien, la gente de varios pueblos me contrataban, pedían canciones cuando hacían su despacho (pago a la pachamama), su entierro, o su despedida de los jóvenes, cuando ellos cantan llorando para venir a Lima. Yo tocaba todo eso, la vivencia del pueblo.

* Máximo Damián les dedicó a los lectores de la revista Signos una canción. Escúchala en: www.facebook.com/institutobartolomedelascasas

Fuente: Artículo de José Luis Franco, publicado en la revista Signos, mayo del 2014, p.10.

miércoles, 4 de febrero de 2015

Iglesia pobre y para los pobres

Cardenal Gerhard Müller con escritos de Gustavo Gutiérrez y José Sayer (2014)


Acaba de salir este volumen que es una recopilación de diversos textos del Cardenal Gerhard Müller, teólogo y actual Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Tiene un Prefacio del papa Francisco e incluye textos del teólogo peruano Gustavo Gutiérrez y José Sayer, sacerdote alemán que trabajó largos años en el Perú.

El libro fue publicado originalmente por la Librería Editrice Vaticana y presentado en Roma en febrero del 2014 con la participación del propio Cardenal Müller, el Cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga y el P. José Sayer.

El tema general es la misión de la Iglesia. En el Prefacio el Papa Francisco invita a una renovación de nuestras vidas, siguiendo el ejemplo de Jesús.

Las dos primeras partes del libro contienen textos del Cardenal Müller sobre la Iglesia como liberadora y como evangelizadora. La tercera, titulada "De América Latina a la Iglesia universal" incluye los textos de Gustavo Gutiérrez y José Sayer.

Esta es la edición del libro  autorizada por la Librería del Vaticano para el Perú.

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